¡Tierra trágame!

Hace días que noto a la gente al mi alrededor un poco rara. Para empezar el portero, tan respetuoso antes, me mira ahora con cierto aire guasón. Luego el del quiosco a donde compro la prensa cada mañana me está empezando a tirar los tejos. Maldita sea, yo soy una mujer que vivo de una manera muy discreta y visto elegante pero sin excesos y aunque fuese provocativa la gente no tiene derecho a mostrarse como lo hace ahora máxime cuando nunca les di motivo.

En la oficina igual. Hoy junto a la máquina de café los chicos se han puesto a hablar de la depilación y han empezado a soltar indirectas. Es un tema que ni me gusta ni lo he sacado jamás a relucir porque creo que el aseo y los cuidados personales no son tema de “cámara café” y menos cuando se refieren a parte íntimas del cuerpo. ¡Pero que cerdos son estos hombres!.

Lo peor ha sido cuando he salido de compras con las que creía amigas. Luego de mil bromas de mal gusto sobre mi anatomía, Mari Pili, la muy bruja me ha mostrado una foto del Google Map y me ha dicho en tono guasón: “A ver si no te dedicas a tomar el sol en traje de Eva en el ático de tu casa que los tienes locos”.

He pedido el traslado a la delegación de Burkina Fasso.

Tierra trágame.