¿Cómo te llamas?: Yo no me llamo, a mi me llaman

 

 

Ir vestido a la moda no es gran problema mientras no ampliemos mucho nuestro armario porque periódicamente la ropa se deteriora y hay que comprar una nueva. Y podemos pues compatibilizar ir vestido con ropa digna y que esté de moda.

Pero hay otras cosas que son muy duraderas e incluso eternas. Y este es el caso de los nombres propios que una vez puestos no hay quien se los pueda quitar.

Yo recién nacido me libré de llamarme Aquilino, nombre que me correspondía, según la tradición familiar, por ser el de mi abuelo paterno, gracias al espíritu batallador de mi madre. Creo que si me ponen así, además de penar toda la vida por llamarme así y soportar alguna que otra broma yo no sería el mismo. Creo que los nombres imprimen carácter. Aquilino suena a hombre mayor, triste, de pueblo y algo antiguo. Llamándose uno así no podría ser poeta, ni ingeniero de caminos por ejemplo, tendrías que ser de una profesión triste como empleado de una funeraria, o algo raro como sexador de pollos, no se. Y además ¿os imagináis a alguien que te diga “te quiero Aquilino”, imposible. Un Aquilino se queda soltero de por vida y además con ese nombre tiene uno que ser muy mayor. El  equivalente femenimno es llamarse Pompelia, un poné. Una mujer que se llame así solo ha podido ser delegada de la Sección Femenina con bigote y pelos en las "piennas". 

Antes los nombres se ponían siguiendo un precedente familiar, como es mi caso. Pero ahora no. Ahora hay otros condicionantes.

Había una ministra, no voy a dar su nombre, que tenía un hijo llamado Vladimiro, porque en su tiempos mozos militaba en un partido de izquierda radical y a su vástago, vaya uno a saber si lo concibió en mayo del 68, le puso Vladimiro, como Lenin ( Vladimir Ilich Ulianov) ¿Y si el nene le sale de derechas?, ¿qué hará?, ¿suicidarse?.

En Sudamérica he visto nombres de lo mas raros como expresiones en latín como Ecce Homo, nombres anglosajones  escritos según la fonética hispana como Güendolin o Suelen o incluso nombres inventados que no significaban nada.

Aquí en España no nos libramos de esta costumbre. Los José Antonio y los Juan Carlos se pusieron en época de gente conocida que se llamaba así por el fundador de la Falange y por el rey. Aunque luego vinieron los nombres que “sonaban bien” o de personajes de fotonovelas. Y por el nombre a veces se puede deducir la edad aproximada. Así las Ama Rosas ( por un serial de la radio) tienen 50 años, las Vanesas, como 48, las Martas los taitantos, las Davinias, las Melanias, las Lucecitas, etc. En el País Vasco la moda son nombres ancestrales, tanto que en algún caso tienes que tirar de los incunables para saber si ese nombre se usó alguna vez o si relamente existió. Ademas priman los que tiene x y z que es como mas de la tierra. 

Ahora la moda en España es poner al niño Pablo y la niña Alba, pero esto va a cambiar. Así que prestad atención para las personas que vais a ser padres, padros o padras o progenitores A o B, en fin lo que sea. A partir de ahora los nombres de moda van a ser:

 

• Para niño Barack o Hussein ( pronúnciese Bará y Uzein (también podría usarse la variante Obama).
• Para niña Michelle (pronúnciese Mishé), que es la mujer de Obama

 

Así que en la playa ya no oiréis eso de

 

Conan Jezú zarte der agua!

Zuelen que nos vamos!

Jenifer de los Doloreh vente pacá!

Melaniaaaaaa, cómete la asandía!!!!!

O esa madre que dice: ¿Pero donde se m’a metido er “Jigo”? ( por Igor)

 

Oiréis ahora:

 

Baráaaaaas, la merienda!!!

Pero que guapa está mi Mishel!!!

Mira er Uzein que zimpático tá!

Obamitaaaa que me tienes negroooo!!!!